PILDORITAS MUSICALES


75. El clarinete de Carlos...

  

Por: Arnold Tejeda Valencia

 

En 1947 apareció en la cuerda de saxofones de la Orquesta Emisora Fuentes un joven de 18 años que también se desdoblaba en un excelso clarinetista. La gaita El clarinete de Simón, de su autoría, vocalizada por Bobby Ruiz, se convirtió en su clara demostración de instrumentista bien formado con el largo solo de clarinete que allí plasmó.

 

Y en otra pieza, El alegrón, porro-gaita instrumental del compositor Pedro Amaya, hizo otro bello solo de clarinete. Este músico, nacido en el seno de una familia turbaquera con atributos en sonoridades, aceptó el llamado de la sangre para radicarse en Bogotá a principios de los años 50. La ciudad que despuntaba como la metrópoli que hoy conocemos, hizo aterrizar en su suelo al músico argentino Américo Belloto con un grupo de compatriotas también artistas. 

 

Así, con otros músicos colombianos, el cotizado violinista sureño conformó la Orquesta de Don Américo en Colombia. De su repertorio grabado en nuestro país, mucho se escuchó la gaita La mochila, también de la cosecha autoral del instrumentista de este caso. Una vez más, el clarinete del hijo de Turbaco sonó en un estupendo solo, que la voz arrabalera de Jhonny Álvarez no le quitó un ápice de atención. Dada su bien ganada fama de instrumentista, arreglista y compositor, el maestro Pacho Galán, con todos los honores, lo conminó a ser el reemplazo del siempre recordado Álex Acosta.


Cuando la orquesta del soledeño grababa la cumbia Mi cumpleaños, el cantante Efraím Martínez lo exaltó, al entrar en su solo de clarinete, con la expresión: ¡vaya, compae Arnedo! En efecto, se trató de Carlos Arnedo, el clarinetista que digitaba ese instrumento de manera diferente a los otros buenos músicos colombianos con la madera melódica de ébano. La sutileza de su zumbido era inconfundible, pero demasiado alegre.

 

Al lado de Pacho Galán estuvo unos cinco años no solo como instrumentista sino de director artístico de la Orquesta. Nuevamente se radicó en Bogotá, donde trabajó con el mismo tesón, sobre todo cuando fue dirigido por Ramón Ropaín. El sello Phillips realizó una producción en 1966 con las agrupaciones de Rosendo Martínez y Aníbal Velásquez. El saxo alto y el clarinete de Carlos Arnedo sonaron en ese interesante trabajo (P 631839 L).

 

Con el primero, sus nítidos y bailables solos de clarinete brillaron en el fandango Vuélvelo a poné y en la puya El cimarrón, temas del bombardinista cordobés. Y con el segundo, en la gaita de su inspiración, Pio pio gavilán, interpretada por la voz de José Velásquez.

 

 Barranquilla, 24 de noviembre de 2020.


74. Bello Amanecer.

 

Por: Jaime Suárez C.

 

Bella composición boricua, todo un himno de Puerto Rico, el bolero “Bello amanecer”, su autor, Tito Henríquez, nos cuenta la historia, la cual nos deja ver una creación inspirada en Cuba y recreada en Puerto Rico:

 

Para el año 1952 hice mi primera visita a la isla de Cuba.  Tenía la encomienda de acompañar a mi esposa Ruth Fernández a hacer una selección de canciones afro – antillanas para posteriormente ser grabadas por la casa disquera “Montilla Records”.  Teníamos instrucciones precisas del Sr. Fernando Montilla de comunicarnos con el Sr. Jesús Goris, propietario de la compañía disquera “Discos Puchito” en La Habana.

 

Al llegar al aeropuerto de La Habana junto al Sr. Goris, estaba la periodista de farándula Sra. Hortensia Guzmán, puertorriqueña radicada en Cuba por muchos años y periodista encargada de cubrir todas las actividades faranduleras.  Fue un recibimiento muy cálido por parte de ambos.  Ruth conocía a la Sra. Guzmán y me la presentó.  Ella a su vez nos presentó al Sr. Goris, quien desde el principio resultó ser una persona agradable y comunicativa.

 

Nos instalaron en el Hotel Sevilla Biltmore y al despedirse nos citaron para venir por nosotros a la 7:00 de la noche.  El Sr. Goris me preguntó si había visitado Cuba anteriormente y le dije que no; me dijo que me mostraría todo lo que yo quisiera conocer.  La Sra. Guzmán me dijo que todos los compositores que visitaban Cuba escribían una canción especial.  Le dije a la Sra. Guzmán que yo no tenía esa virtud de fabricar canciones, si ocurría algo que surgiera de mi inspiración, había más posibilidades de que algo escribiera.

 

Al día siguiente nos comunicamos con las personas indicadas para hacer la selección de los números.  Eso nos tomó varios días pues queríamos lo más exquisito de ese repertorio.  Conocimos más adelante al Sr. Obdulio Morales, quien sería el arreglista y director de la Orquesta Filarmónica de La Habana, durante la grabación.  Se hizo además la selección de voces para un coro que tendría participación.  Esas actividades nos tomaban las horas del día y por la noche el señor Goris nos llevaba a conocer La Habana y sus encantos.  Conocimos a Benny Moré, a Celia Cruz, a Olga Guillot y nos reunimos varias veces con los compositores cubanos más activos en aquellos días como Julio Gutiérrez, Juan Bruno Tarraza, Felo Bergaza, Bobby Collazo, Orlando de la Rosa, en fin, con casi todos, que eran fanáticos de Ruth.

 

Al cabo de cuatro semanas regresamos a New York para rendir un informe de nuestras actividades al Sr. Montilla, relacionadas con la gestión recién cumplida.  Quedó muy satisfecho y solo quedaba esperar la llamada de Cuba cuando todo estuviera preparado para efectuar la grabación, los arreglos musicales, la orquesta y el coro ensayados y los estudios contratados.  La estación seleccionada fue “Radio Progreso” por la magnífica acústica y perfección de su equipo.  Además de los técnicos, el señor Montilla supervisaría personalmente.

 

Seis meses más tarde fuimos notificados que todo estaba preparado y que debíamos partir para La Habana a realizar la grabación.  Yo estaba muy feliz porque una composición mía había sido incluida en la selección de los números.  Se trataba de un lamento afroantillano que escribí cuando murió Mercedes, mi primera esposa.  El título “Ya negra murió”.  Ruth hacía una verdadera creación de aquella obra; aún la hace.

 

Se realizó la grabación a entera satisfacción de todos los que de un modo u otro intervinimos en la misma: el señor arreglista y director, los integrantes de la orquesta, los miembros del coro, los compositores participantes y más que todo el Sr. Fernando Montilla, quien consideraba una joya la obra que acababa de realizar.

 

Terminada nuestra misión, decidimos quedarnos unos días más en Cuba.  Ruth recordó una promesa que había hecho en Puerto Rico de visitar el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, cuando visitara la Antilla hermana.  Planificamos el viaje a la provincia de Santiago de Cuba.  Donde se ubica la iglesia exactamente es en un pequeño poblado denominado “El Cobre” y está a varios minutos antes de llegar a Santiago.  El viaje duró dieciocho horas viajando en una estupenda guagua que iba a altísima velocidad.  Se tocaron varios pueblos en la ruta pero la mayor parte del tiempo se viajó por zonas despobladas.

 

Salimos de La Habana a las siete de la noche.  Llevaba la guitarra y en uno de los bolsillos una caneca de ron, muy bueno.  Presentía que a las pocas horas de viaje los compañeros pasajeros se quedarían dormidos y así ocurrió.  Como estoy acostumbrado a acostarme tarde llegó un momento en que solamente yo estaba despierto.  Serían aproximadamente las once de la noche, así es que saqué mi guitarra de su estuche, la caneca del bolsillo, me di un trago y comencé a entonar canciones que más parecían una serenata a mis amigos viajeros.  En eso estuve hasta que un par de horas después quedé profundamente dormido con mi guitarra recostada sobre el pecho.

 

Varias horas después sentí un resplandor  que anunciaba la llegada del nuevo día.  Cuando por fin pude abrir los ojos vi el sol asomándose en el horizonte y bañando con su luz una hermosa pradera.  Quedé gratamente impresionado y retuve aquella imagen en mi mente.

 

Llegamos al lugar, motivo de nuestro viaje, y en la iglesia de la “Caridad del Cobre” pudimos apreciar una hermosa, gigantesca imagen de la Virgen y las paredes del recinto totalmente llenas de medallas, cadenas y regalos de todas clases de devotos agradecidos.  Obtuvimos varios recuerdos para nosotros y familiares devotos de la milagrosa Virgen.  Al llegar de regreso al hotel, escribí las primeras líneas de lo que luego sería “Bello amanecer”.

 

Que lindo cuando el sol de madrugada

desgarra el negro manto de la noche

dejando ver su luz desparramada

en un bello amanecer que es un derroche

 

Al terminar esas líneas se las mostré a Ruth y me dijo que continuara.  Le dije que no podía hacerlo y guardé las líneas escritas en una de las maletas.  Ya habíamos dicho que al regreso de Santiago de Cuba, regresaríamos a Puerto Rico.  Así lo hicimos y al llegar a la isla encontré el papel con las líneas que había escrito en Cuba.  Durante algunas semanas el papel estuvo sobre el escritorio sin que nada más se me ocurriera.  Ruth y yo acostumbrábamos  ir a Ponce, su ciudad natal, a visitar a sus familiares y casi siempre viajábamos en horas de la madrugada.  En uno de esos viajes, y mientras bajábamos la empinada cuesta que cubre el tramo entre Cayey y Salinas, volví a ver cuando el sol brotaba del horizonte esgrimiendo sus espigas doradas para pintar con su luz los hermosos valles de la costa sur  y los escarpados montes que adornan nuestra codillera central.  Fue en ese momento que vinieron a mi mente las primeras líneas escritas en Cuba y surgieron como un milagro las palabras que continuarían el mensaje musical de mi ahora consagrada canción, “Bello amanecer”.

 

Al llegar a Ponce escribí las notas musicales en un trozo de papel corriente, pues estaba en mi mente la melodía que surgió en el mismo instante que brotaron las palabras.  Considero mi canción “Bello amanecer” como un regalo de Dios, al igual que todas mis otras canciones, pero con la gracia de que ha sido acogida con un cariño especial por todos los hispanoparlantes. 

 

Adaptado de “Fragmento de unas memorias” por Tito Henríquez Díaz, San Juan, 1986.

 

Cali, 20 de julio de 2020.

Ruth Fernández y Joe Valle en el Club Caborrojeño.
Ruth Fernández y Joe Valle en el Club Caborrojeño.

Bello amanecer (Tito Henríquez) Daniel Santos y Cuarteto Encanto - 1960.

Joe Valle (Maracas) y la Orq. de César Concepción.
Joe Valle (Maracas) y la Orq. de César Concepción.

Bello amanecer (Tito Henríquez) Joe Valle y César Concepción - 1956.


Colegio Codeba en la actualidad.
Colegio Codeba en la actualidad.

73. Una historia colegial musicalizada.

 

Por: Arnold Tejeda Valencia

 

La idea fue de nuestro buen dirigente en ACME, Jaime Suárez.  Al conocer en uno de mis escritos en las redes sociales sobre la historia sucedida en el Colegio de Barranquilla para Varones (Codeba) respecto a un litigio concerniente a su legítima propiedad, inmediatamente me propuso escribir una Pildorita como medicina ciudadana, con una terapia musical, para darle un sentido sonoro a lo que ha sido este proceso judicial. Es la primera vez que escribo por encargo, pero me gustó su idea por haber hecho parte de esta historia. Y más que todo, por horadar mis sentimientos juveniles con unos recuerdos imborrables que en plena pandemia mucho me han servido. Si no les gusta la temática, los comprendo amigos (as). Así que…

 

Siendo gobernador del departamento del Atlántico el señor José Francisco Insignares Sierra (abogado, empresario y político, nacido en Baranoa, cerca de Barranquilla), se le ocurrió, en el año 1908, la brillante idea de crear el colegio oficial más emblemático en la historia de este territorio caribeño. Pero hubo otro hecho de suprema importancia: al ser un hombre adinerado, donó, en 1922, el terreno donde se construyó su cómoda y linda sede.

 

Al ser don Pacho, como se le decía cariñosamente, un avezado político, pensó que lo mejor era dejar sentado en sus escrituras que en ese terreno únicamente podía funcionar el Codeba, pues cualquier oportunista de la política en el futuro le cabría en su malsana mente cambiar su original cometido institucional, como en efecto sucedió en la primera administración del alcalde Alex Char. Pura y clásica politiquería, revuelta con una ambición de poder económico.

 

Esa indecencia de hacer política de la peor manera llevó a la Puerta de Oro de Colombia, hasta el día de hoy, a ser el pan nuestro de cada día con su corrupción y arandelas de perversidad, tal cual según lo describió críticamente el compositor Rafael Campo Miranda en su merengue vallenato Unos para todos, grabado por el Combo Internacional de Nelson Henríquez, tema muy pertinente para ahora escucharlo.

Codeba, vista interior.
Codeba, vista interior.

Unos para todos (Rafael Campo Miranda) Nelson Henriquez - Merengue - 1975.

Codeba, vista posterior.
Codeba, vista posterior.

Vengo del colegio (Dioris Valladares) Dioris Valladares - Pachanga - 1962.


Continuando con la historia del Codeba, en 1971 su comunidad académica fue trasladada a un edificio donde funcionó la Escuela Industrial del Atlántico, en el barrio Boston, por problemas de orden público al tener sus estudiantes de entonces una alta politización. Fue una oportunidad bien aprovechada por la Universidad del Atlántico para que, en un comodato irregular, utilizará sus instalaciones violando aquello de lo “únicamente” en las escrituras del colegio.  Alex Char, en calidad de alcalde, creyó hacer del Codeba lo que hizo con el Hospitalito Infantil: comprar el espacioso y bien ubicado local para construir un súper mercado, un gimnasio y varios bloques habitacionales, por el poder económico y político de su familia. El Hospitalito no tuvo dolientes, pero el Codeba sí.

 

A sus egresados nos tocó la fibra de la identidad y el amor por el histórico colegio, nuestra estupenda casa académica en tránsito hacia la Universidad. En esos seis años de estudio, aprendimos la displina y el arte de hacer nuestras vidas con la honra de la cadena enlazada en la exigente virtud aristotélica. Y, lógico, también aprendimos a bailar, a enamorar, a hacer deporte, a fumar a escondidas y a uno que otro traguito sin caer en el fatal vicio. Todo dentro de la normalidad de unos jóvenes formados en el bien.

 

En las verbenas de esa época, el cantante dominicano Dioris Valladares batía el chocolate con una pegajosa pachanga titulada Vengo del colegio, que grabó con su orquesta. Si se escucha con atención esta pieza, en ella encontrarán las travesuras y las generosidades de esa juventud nunca ida por los gratos recuerdos guardados en nuestras memorias. Y, como complemento sonoro, el Suby universitario, tema que aún se baila entre los amantes de la música del ayer con el falso pianista y director mexicano Roberto Delgado, quien escondió su nacionalidad alemana por cuestiones de mercadeo. Pero su espíritu académico todavía mueve fibras juveniles. En mi caso, aquel salto del Codeba a la Universidad del Atlántico.

 

Por esa bobadita sentimental nos unimos los codebistas de las distintas promociones para defender esa segunda casa de amor y optimismo hacia la buena vida que el futuro nos deparaba. En esa lucha por la legalidad jurídica y el respeto de la historia, los jueces de la República han sido determinantes: en las instalaciones del Codeba sólo puede funcionar el Codeba. Mientras la Contraloría General de la República ha considerado que los legítimos veedores en la reconstrucción del Codeba son sus egresados agremiados en Asocodeba. Son 22 mil millones de pesos el monto de la inversión. Si el coronavirus ha abierto en extremo los ímpetus de los corruptos para robar, cómo será la cosa si siguen sueltos de madrina con ese billetal destinado al Codeba.

 

Para finalizar, entonces, la invitación es para escuchar la voz del cubano Aurelio Estrada Izquierdo (Yeyo), con su juvenil voz, cuando estuvo en México con el conjunto Los Cariñosos en el chachachá Señor juez. Loas a todos aquellos jueces que administran justicia apegados a la ley y por ponernos a bailar, como aquí se dice, sin que esta actividad humana sirva para transgredir el imperio de la institucionalidad. Se ha tratado de echar un cuento con la sabrosura de la música. Solo a Jaime Suárez se le ocurre una vaina así.

 

Hasta la próxima…

 

Barranquilla, 01 de junio de 2020.

Suby universitario (Pérez Prado) Roberto Delgado - Suby - 1959.

Señor juez (Jorge Zamora) Conjunto Los Cariñosos - Chachachá - 1961.


Render futurista de como quedará el histórico colegio Codeba.
Render futurista de como quedará el histórico colegio Codeba.
Francisco Raúl Pérez Grillo.
Francisco Raúl Pérez Grillo.

72. Los Afrocubans.

 

Por: Jaime Suárez C.

 

Machito and his Afro-Cubans, mitológica banda fundada en 1940 por Francisco Pérez Grillo “Machito”, cantante cubano de amplia trayectoria musical, la orquesta hizo las delicias del público con su forma de tocar el mambo con los arreglos del pianista cubano René Hernández, causó furor en esa década de los 40s en New York actuando en La Conga, Park Plaza, Beachcomber, Hotel Concord, Royal Roost, Savoy, Harlem, Blen Blen e ininterrumpidamente en el Palladium Ball Room desde 1947 hasta 1966.

 

El grupo estaba conformado por músicos cubanos, boricuas y afroamericanos, la sesión percutiva era sensacional con los boricuas José Mangual en el bongó y Ubaldo Nieto en el timbal, con el complemento perfecto del cubano Carlos Vidal Bolado en la tumbadora, completaban la sesión del ritmo el bajo del newyorican Roberto Rodríguez y el piano con el inigualable músico y arreglista cubano René Hernández, la sesión de vientos era de película, liderada por el trompeta cubano Mario Bauzá, con el concurso del boricua Paquito Dávila y el afroamericano Bobby Woodlen, los saxos encabezados por el boricua José Madera y secundados por los afroamericannos Leslie Johnakins, Eugene Johnson y  Freddy Skerritt.

Orquesta de Machito en el Glen Island Casino de New York - 1947, colección de William P. Gottlieb.
Orquesta de Machito en el Glen Island Casino de New York - 1947, colección de William P. Gottlieb.

Esta fabulosa orquesta la presentamos en esta píldora en la foto de arriba, tomada de la colección de William Gotlieb en la Library of Congress, la foto data de 1947 de una presentación en el Glen Island Casino de New Rochelle, New York. 

 

Esa fue la época de oro de esta inigualable y sin igual big band, escucharemos para rememorar los sonidos del 40, dos preciosos temas; “Mambo, mucho mambo” un mambo del cubano Rafael Blanco Suazo de 1948 y “Yambú” una Rumba adaptada por Machito del tema “Ave María morena” del cubano Ignacio Piñero de 1941, en la cual se escucha repetidamente en el coro el adverbio "Allá" y no nos aburrimos de escucharlo, por el contrario se escucha delicioso repetido por todos los músicos de la banda; a escuchar en la distancia del tiempo estas páginas musicales que nos transportan a una era sin par.

 

Cali, 25 de mayo de 2020.

Mambo, mucho mambo (Rafael Blanco Suazo) Machito - Mambo - 1947.

Yambú (Arreglo Machito) Machito - Rumba - 1941.


José Gallardo y su Saxo.
José Gallardo y su Saxo.

71. Un “cholo” gallardo y diplomático.

 

Por: Arnold Tejeda Valencia

 

Su trabajo instrumental lo conocí primero con el saxo alto, después con el clarinete y el saxo tenor. Con esos recursos sonoros fue todo un profesional en la extensión de la palabra.  Allí encontramos plenamente al hombre gallardo por ser en su historia un airoso galante, además de un grande y excelente artista. Y de lo diplomático ni se diga, ya que su vida en el ambiente artístico ha deambulado entre lo notable, lo rico, por sus suntuosas habilidades naturales aunadas con aquellas determinantes en la certificación académica por medio de un cartón. Lo gallardo y lo diplomático, así, han saltado a la vista.

 

Su nombre es José Gallardo, pero apodado “el Cholo” por sus rasgos indígenas marcados con la línea genética inca. Fue uno de los tantos peruanos que a Colombia llegó para aportar con su brillante trabajo valiosas experiencias. El muy experimentado músico Álvaro Rojas me contó que el citado músico reemplazó a otro gran saxofonista, Gabriel Uribe, en la Orquesta Sonolux, organización en la que fueron compañeros laborales. Disuelta esta formidable orquesta, considerada por muchos como la mejor que ha tenido el país en el formato big band, continuó con varios de sus músicos en la Orquesta Sonorritmo, una buena banda sólo para grabar.

 

También hizo parte de la Orquesta Hermanos Martelo y de Los Trotamundos, dirigida por Enrique Aguilar con la misión de ser una orquesta de estudio; asì mismo, hizo trabajos con los grupos del cubano Alberto Díaz, Ricaurte Arias, Juancho Vargas y Antolín y su Combo. Sin embargo, su gloria instrumental la alcanzó con Los Diplomáticos, cuando a Toño Fuentes, en 1961, se le ocurrió organizar un grupo pequeño con el único objetivo de grabar temas de mucho éxito internacional. La dirección le fue encomendada al pianista y excelente arreglista Julio García, nacido en la población de Margarita, en plena depresión Momposina, e ilustrado musicalmente en Alemania.

 

Los Diplomáticos tuvieron un reparto instrumental acorde con la exquisitez de sus exigencias. Todos sus músicos fueron seleccionados meticulosamente, entre ellos el saxofonista José “el Cholo” Gallardo por ser el instrumento esencial del grupo al llevar la estructura melódica de las canciones,  secundado por el piano, el solovox, la guitarra eléctrica, el contrabajo, el bongó y las maracas, combo supervisado muy cerca por el gran timonel de Discos Fuentes. Sus primeras grabaciones las realizó el 7 de noviembre de 1962, destacándose el bolero Contigo en la distancia, del compositor cubano César Portillo De la Luz, tanto en el rótulo como el número que explotó en Colombia y allende los mares. De esta manera, uno tras otro, llegó casi al centenar de producciones muy bien recibidas en América y Europa, sobre todo. Y en el campo del bolero no podemos olvidar al cantante invitado por Discos Fuentes para una inolvidable producción, en 1965, con el majestuoso Daniel Santos que, con el titulado La retirada, aquella ranchera de José Alfredo Jiménez, fue su mayor éxito con Los Diplomáticos.

El Cholo y su Esposa Lucia.
El Cholo y su Esposa Lucia.

Contigo en la distancia (Portillo de la Luz) Los Diplomático - Bolero.

El Cholo en su Oficina.
El Cholo en su Oficina.

La retitrada (José Alfredo Jiménez) Daniel Santos y Los Diplomáticos - Bolero Ranchero.


Sobra decir que el fraseo del saxofón alto o tenor de “el Cholo” Gallardo fue escuchado en más de la mitad del mundo con este grupo. Pero el zumbido de su clarinete ha sido poco escuchado. Un músico de su alta condición profesional tuvo que manejar con mucha solvencia instrumental su desdoblamiento de saxofonista a clarinetista. En las grabaciones con la Orquesta Sonorritmo lo hizo. Y por cosas que siempre suceden, sobre todo en nuestro país, la gaita Bocas de ceniza, escrita y arreglada por Pello Torres, aparece en el Cd. “Porros Originales e Inolvidables” (Día 1002, Vol. 2), como interpretada por la orquesta de su compositor.

 

Así conocí este tema, creyendo que el clarinete que allí suena es el de Lucho Bermúdez por una amable invitación de Pello Torres. Pero no fue así. El mismo músico me comentó, en una entrevista que le hice en el año 2001, que ese clarinetista era el peruano que tratamos en esta Pildorita. Y en un conversatorio que orienté, un año después con el juglar cordobés Pablo Flores, vine a enterarme que el saxo tenor que acompañó en las grabaciones a Antolín y su Combo fue ejecutado por el músico de marras. En el tema La aventurera, porro de su autoría y vocalización, se hace presente “el Cholo” Gallardo con un sabroso solo con pinta sabanera. 

 

Con los cuatro temas resaltados, creo que es suficiente para tener un claro concepto profesional de este prodigioso músico peruano, otro de los muchos desconocidos sobre su importante carrera artística. He tenido conocimiento que ya falleció. Y en ACME les hemos transmitido estos datos hasta donde pudimos hacerlo. El silencio es un signo mudo en el pentagrama, pero no para nuestro pentagrama histórico en la galería de los que deben aparecer en ella. Hoy el sitio es ocupado, con honores, por un cholo que a continuación escucharemos…

 

Barranquilla, 08 de mayo de 2020.

El Cholo en acción con su Saxo.
El Cholo en acción con su Saxo.

La aventurera (Pablo Florez) Pablo Flores y Antolin y su Combo - Paseo.

El Cholo y León Cardona.
El Cholo y León Cardona.

Bocas de ceniza (Pello Torres) Orquesta Pello Torres - Porro.


70. Temas musicales de una pandemia.

 

Por: Arnold Tejeda Valencia

 

Si la música es la más elevada de las artes por revelarnos la esencia íntima del mundo y ser consecuente intérprete de la sabiduría en un lenguaje plasmado en raras figuras, su medición matemática en cada nota nos permite conocer el concepto de armonía, una palabra que, desde su origen en la comunicación colectiva, designa conexión y orden, proporción y concordancia. Un sistema de relaciones que hace conciliar los opuestos que perturban. La música, a pesar de su extraña escritura gramatical en el pentagrama, es estrictamente medible en lo cuantitativo, pero sus efectos y afectos llegan al alma, es decir, a esa sustancia inmaterial, exactamente espiritual, que vivifica o anima a los seres humanos.

 

Por permitir ser una cuna de sentimientos, con la música experimentamos un conjunto de acciones contenidas en el campo de las emociones. Allí se cuentan, en consecuencia, las alegrías, las tristezas, los amores, los desamores, los temores, las osadías, etc. En ACME la música la valoramos en la dimensión de un sentimiento optimista de vida por ser esa parte de la cultura que llama al mundo de los valores, donde la dignificación de los sujetos está por encima de todo. Por eso gozamos con las bellas sonoridades no por el simple placer, sino como alimento espiritual para metas elevadas de existencia. Y en esas metas está inmersa la vida misma, el primer valor en lo humano.

 

La pandemia que padecemos, al ser un cruento mal que atenta contra la buena vida, ha sido un motivo que los artistas han tocado en su vocación espiritual. En estos días son muchas las canciones y eventos artísticos virtuales para alegrar aquellos espíritus de pronto sumidos en dudas, incertidumbres, pesares y pesimismos. Lo de nosotros consiste en explicar esa parte de la historia desconocida a través de la música, algo bastante parecido a lo que hoy estamos soportando. Esta es la historia que les compartimos.

 

En febrero de 1957 apareció en Singapur, sureste de Asia, la gripa influenza A (H2 N2) que se convirtió en pandemia al azotar a Hong Kong en el mes de abril. Ya en mayo India, China y el centro oriente de Asia se encontraron en el ojo del mal. Y en el verano de ese año, los Estados Unidos, en sus partes costeras, también fueron blanco del peligroso virus. Y de allí a todo el continente. En Colombia llegó a principios de 1958, y por haber tenido su origen en el continente asiático, esta nueva influenza fue llamada “la gripa asiática”, un virus que partió de su estructura aviar A, con genes de hemaglutinina H2 y de neuraminidasa N2, denominaciones que de por sí meten tremendo miedo. Pero no tanto en comparación con el Covid-19, a pesar que en el mundo mató a más de un millón de personas.

 

Yo contaba con 11 años de edad y vivía con mi familia en Soledad. Recuerdo que las autoridades perifoneaban en carros lo que hoy llaman la mano del Estado para enfrentar al peligroso virus. Otras veces, como sucedió en mi barrio, El Porvenir, los hijos del profesor Acuña, un querido señor que tenía una escuelita, salían a las calles del sector con el bombo, el redoblante y los platillos, por ser miembros de una papayera, para alertar a la población. Nada de tapabocas, ni guantes, ni gorros, ni antibacterial, ni alcohol, ni ninguna de esas vainas de ahora. A esa parada musical la gente la llamaba “el bando”. Los músicos iban adelante y medio barrio detrás, era la sociedad precapitalista que contaba con solo la energía eléctrica. La pobreza campeaba en la injusta desigualdad.

 

El mensaje central para combatir el virus consistía en “si se sienten mal, vayan inmediatamente donde el médico”. ¿Pero cuál médico?, si la gente corría para el Hospital General de Barranquilla en todas las circunstancias. En el barrio no hubo muertos, las tomitas de panela con limón y el Vick VapoRub en las fosas nasales se convirtieron en los acompañantes de la salud del vecindario. Los rosarios, a las seis de la tarde, se rezaban en todas las casas.

 

De esa pandemia han debido surgir, supongo, muchas canciones. En mi vida solo he conocido dos temas musicales sobre esta virulenta situación: una guaracha grabada por la Orquesta Sublime de Cuba con el título de La asiática, de los compositores Obdulio Morales y T. Valero, en 1957; y una gaita con ese mismo título del conocido compositor y saxofonista colombiano Julio Ojito, interpretada por la Orquesta de Marcial Marchena y el vocal de Hiram Remón, en 1958.

 

Del tema cubano se oye, en un canto al unísono de la charanga, aquello de:

 

Las cosas que están pasando/no son de casualidad (Bis.)/la gripe que está acabando/con toda la humanidad (Bis.)/la asiática le dicen a la gripe

 

En cuanto a la gaita colombiana, los efectos de la pandemia son descritos así:

 

La asiática está acabando/con la mitad de la humanidad/a muchos se está llevando/esa mala enfermedad/coro: con la asiática…duele la cabeza/con la asiática…duele la barriga/con la asiática…duelen las orejas/con la asiática…duelen las costillas. 

 

La invitación, ahora, en nombre de ACME, es a escuchar esos dos temas musicales con tinte viral. Dos hechos sonoros de una historia que nos ha permitido con este arte explicarla con alegría. Así queremos salir de la pandemia que actualmente golpea nuestras vidas. Con optimismo, la salud y el amor son suficientes para seguir en la brega por lo vital y en la colección de discos, valores que nos darán fuerzas suficientes para cobrar las legítimas pensiones o los sueldos devengados. ¿Les parece?

 

Barranquilla, 24 de abril de 2020.

La asiática (Julio Ojito) Hiram Remon y Marcial Marchena - Gaita - 1958.

La asiática (Obdulio Morales) Marcos Perdomo y Orquesta Sublime - Guaracha - 1957.



Pacho Galán, arreglista de Osvaldo Suárez - 1957.
Pacho Galán, arreglista de Osvaldo Suárez - 1957.

69. El ADN musical de Gabriel Romero.

 

Por: Arnold Tejeda Valencia

 

Todos sabemos que este artista colombiano tuvo una carrera meritoria en el canto y la composición de nuestros ritmos caribeños, particularmente con Los Black Stars y su propia agrupación. Pero ha sido de poco conocimiento entre nosotros que él procede de una familia musical. Su padre fue un eximio guitarrista clásico formado en la Escuela de Bellas Artes de Barranquilla en los años treinta del siglo pasado, además de haber incursionado en el campo vocal con notorio reconocimiento internacional. Su nombre fue Osvaldo Suárez Sánchez, apellidos que omitió su hijo por simple hecho artístico.

 

A pesar que en esa familia hubo diversidad de instrumentistas, tanto en lo paternal como en lo maternal, lo hicieron por el placer de complementar espiritualmente sus actividades económicas, donde la joyería fue la más visible. Sin embargo, Zoila Suárez fue la excepción, puesto que esta hermana de Osvaldo y tía de Gabriel cantó y grabó discos románticos en Estados Unidos y Panamá. En tal medida, lo que realizó Gabriel Romero en el concierto artístico nacional y orbital no le cayó del zarzo, sino de una herencia sanguínea que lo marcó en lo social.

 

Ahora sí miremos, lupa en mano, lo realizado por Osvaldo Suárez. Como todo artista, comenzó por afición. Quiso ser un gran guitarrista y cantante, anhelo que comenzó con una guitarra de segunda que compró con sus ahorros de estudiante de secundaria. Por puro oído, ensayaba y ensayaba. Pero en su camino de incipiente artista se encontró con Juan José Guerrero, instructor de guitarra en la Escuela de Bellas Artes, quien lo alineó en los conocimientos que ya tenía empíricamente con los más incipientes de la academia.

 

Ya con esa escuela primaria en la música, su matrícula en la más importante institución de Barranquilla era un imperativo de forzosa aplicación. Allí se encontró con estudiantes de mucha consideración en el futuro, tales como Pacho Galán y Rafael Campo Miranda. Y profesores de inmensa formación, entre ellos Alejandro Barranco, Pedro Biava, Guido Perla y Luis Felipe Sosa, a los que se sumaba Juan José Guerrero. Terminado sus estudios de maestro de música, participó con su destreza vocal en las emisoras Atlántico y Unidas, que tenían sus propios radioteatros y orquestas de planta, pero pagaban muy mal. 

 

Así pudo alternar con Guillermo Buitrago, hacer algunos chances con la Orquesta Emisora Atlántico Jazz Band y, lo más importante, cosechar grandes amistades con aquellos músicos de excelente profesionalismo, por lo que nunca borró de su memoria a Lucho Vásquez (saxo y clarinete), Nelson García (trompeta), Luis Alfonso Meza (piano), Mariano Hernández (saxo y clarinete) y los cantantes Jaime García y Gilberto Castilla. Su vida artística estaba sumida en el canto pero con las aspiraciones de hacer canciones, siendo sus primeros aportes los porros El negrito fino y Medio paso, que logró grabar con la orquesta que le brindó sus primeras oportunidades: La Emisora Atlántico Jazz Band, en el año 1946, y los arreglos de Pacho Galán.

El negrito fino (Osvaldo Suárez) Osvaldo Suárez y Atlántico Jazz Band -  Porro - 1946.

Medio Paso (Osvaldo Suárez) Osvaldo Suárez y Atlántico Jazz Band -  Porro - 1946.


Un año después continuó su carrera musical en Medellín, ciudad en la que su padre, Israel Suárez, intérprete del piano y el acordeón, y su madre, Ana Luisa Sánchez, cantante aficionada de bambucos y pasillos, lo visitaban con alguna frecuencia. Sus progenitores lo acompañaron en los ensayos que hacía con el trío que conformó con Antonio Ríos y Roberto Valencia, que integraban, entonces, el dueto de Ríos y Valencia. Era el Trío Indoamérica, bastante conocido en Medellín por sus actuaciones en la Voz de Antioquia, Emisora Claridad y la Voz de Medellín, como también lo hicieron, por mucho tiempo, en los clubes Campestre, Unión y Medellín.

 

El repertorio del trío consistía en boleros, rancheras, bambucos, pasillos, rancheras, pasodobles y tangos. Osvaldo Suárez hacía la primera voz y la guitarra puntera la hacían todos, de acuerdo con los temas preparados. El grupo quedó a su cargo cuando Roberto Valencia se unió a Gustavo Fortich y Antonio Ríos tomó también otro camino. Por ello, el trío fue reestructurado con las voces y guitarras de Julio Gómez y Carlos Villegas, quienes integraban el dueto de Gómez y Villegas.

 

Por ser un buen bolerista, Osvaldo Suárez fue llamado para ejercer ese papel en veladas especiales con las orquestas de Gil Díaz y “el Pollo” Salazar, agrupaciones muy reconocidas en Medellín. Pero hubo un hecho que lo catapultó artísticamente en el sur del continente: en 1956 cantó varios días el mexicano Alfonso Ortiz Tirado en la Voz de Antioquia y la orquesta acompañante lo contrató como corista y telonero de semejante estrella del bolero. Terminado su contrato, el doctor Ortiz Tirado tenía una gira que incluía Argentina, Chile, Uruguay, Perú y varias ciudades colombianas. El empresario Luis Gómez T. contrató al cantante criollo para hacer esa misma función en esta nueva etapa de su vida.

 

Finalizada la feliz gira, Osvaldo Suárez continuó su profesión entre Chile y Argentina, países donde grabó muchas canciones que por acá no se conocieron y que este artista, por avanzada edad, olvidó sus títulos cuando lo entrevistó, en el año 2000, el doctor Alberto Burgos. Lo mismo ha sucedido con las grabaciones realizadas por el Trío Indoamérica. Además del mencionado arqueólogo musical de Medellín, Álvaro Ruiz Hernández (fallecido), quien fue mi maestro en estas lides en Barranquilla, a los que agrego al gran coleccionista José Arcón, pude elaborar el presente escrito. Y como siempre lo he hecho: abordando lo estrictamente artístico. A ellos, mis agradecimientos. 

 

Osvaldo Suárez nació en Barranquilla en el año 1913 y murió en Medellín cuando contaba 92 calendarios. Con los dos porros mencionados, escuchemos su voz y su pluma de compositor.

 

Barranquilla, 21 de abril de 2020.

Gabriel Romero, cuarto de izq. a der., hijo de Osvaldo Suárez, con los Black Stars en 1971.
Gabriel Romero, cuarto de izq. a der., hijo de Osvaldo Suárez, con los Black Stars en 1971.
Luisito Plá y Agustín Lara - México - 1951
Luisito Plá y Agustín Lara - México - 1951

68. Luisito Plá.

 

Por: Sergio Santana Archbold

 

Luis Pla Higuera, guitarrista, cantante y compositor habanero, más conocido como Luisito Plá, conformó un primer trío junto a Manolo Menéndez y Senén Suárez en 1939. Menéndez fue sustituido por Gerardo Navarro; el Trío Luisito Plá, luego estuvo integrado por los trovadores Santo Remedios (voz prima y guitarra acompañante), Roberto "Ito" Valdés (voz segunda y requinto) y Luisito (voz tercera y percusión). Otros que estuvieron en la agrupación fueron Gerardo Navarro, lo sustituyó Roberto Cordero, magnífico cantante y guitarrista y cuando se marchó Manolito Menéndez entró Ito Valdés, sustituido más tarde por Pepe Tréllez.

 

El trío, conocido como Luisito Pla y sus Guaracheros, se presentó en diferentes escenarios de La Habana, y realizó giras por Estados Unidos y varios países de América Latina: México, Venezuela, Puerto Rico, Colombia. Grabaron para los sellos RCA Víctor y Panart acompañados de María Luisa Chorens, La India de Oriente, Orlando Vallejo, Amado Borcelá "Guapachá" y Dominica Vergés.

Mi ranchito (Lucho Bermúdez) Luisito Plá y sus Guaracheros -  Porro - 1958.

Las mujeres de San Diego (Lucho Bermúdez) Luisito Plá y sus Guaracheros -  Porro - 1958.


Entre 1957 y 1958 estuvo radicado el grupo en Medellín para presentaciones en radioteatros como Luisito Pla y sus Guaracheros. En la ciudad realizaron grabaciones con Discos Silver que en esos días tenía como director artístico a Lucho Bermúdez. Fueron varios los sencillos publicados, y especialmente dos de ellos con porros de Bermúdez respaldados por la Orquesta de Lucho Bermúdez:

 

838 – Las mujeres de San Diego (Lucho Bermúdez) porro

838 – Suave (Lucho Bermúdez) porro

Caracolí (Lucho Bermúdez) porro

Mi ranchito (Lucho Bermúdez) porro

 

Posteriormente estas grabaciones fueron incluidas en el LP “Luisito Plá y sus guaracheros” (Silver/Fabuloso LDF-1011) que incluyó además los temas grabados en Medellín: “El panadero”, “Soy antillano”, “Odio en la sangre”, “Sabrosona”, “Muy jacarandosa”, “Dos amantes”, “Tu rica boca” y “Bulería”. Varias de estas grabaciones luego aparecieron en Panart.

 

A través de esta píldora presentamos las cuatro grabaciones anteriormente citadas.

Luisito Plá y sus Guaracheros - La Voz de Antioquia - 1957
Luisito Plá y sus Guaracheros - La Voz de Antioquia - 1957

Caracolí (Lucho Bermúdez) Luisito Plá y sus Guaracheros -  Porro - 1958.

Trío de Luisito Plá en La Voz de Antioquia, 1957.
Trío de Luisito Plá en La Voz de Antioquia, 1957.

Suave (Lucho Bermúdez) Luisito Plá y sus Guaracheros -  Porro - 1958.


En la fotografía (arriba a la izquierda) tomada por Diego García (Digar), y que pertenece a los archivos de la Biblioteca Pública Piloto, observamos a Luisito Plá y sus Guaracheros (al centro y a los lados), después de una presentación en la Emisora la Voz de Antioquia, de la ciudad de Medellín, en 1957, en un programa patrocinado por la empresa textil Coltejer, quien fuera su principal accionista.

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Sergio Santana

Medellin - Colombia

Cel: (315) 4125620

 

Medellín, 04 de abril de 2020.

67. Origen musical de la palabra combo.

 

Por: Arnold Tejeda Valencia

 

A finales del decenio de los cincuenta apareció por nuestro Caribe colombiano un grupo que acaparó todas las atenciones de los amantes de la música antillana. Se trató de Cortijo y su Combo, surgido en Puerto Rico, con la dirección del percusionista Rafael Cortijo y la voz liderada por Ismael Rivera. Con dos saxofones y una trompeta, más los acostumbrados instrumentos para el consabido ritmo, la bomba y la plena de los boricuas sonaron con un buen mensaje bailable.

 

La palabra combo sólo era conocida para especificar lo que está “combado”, es decir, en forma de corva o arco según el diccionario consultado. Se podría decir, entonces, ¿un grupo musical de encorvados? Ni de vainas, esta dicción fue asimilada, desde entonces, a un grupo orquestal con una fuerte identidad social, concepto que los académicos de la lengua castellana nunca le prestaron mayor atención. Pero la sabiduría del vulgo, que tantas cosas ha inventado, consideró sus raíces en una rara lengua africana, tal cual como lo explicó el fallecido escritor colombiano David Sánchez Juliao cuando ejerció como embajador ante el gobierno de la India. Para él combo era un grupo de amigos, como le oyó decir a un diplomático del continente con piel de ébano.


El origen africano de tan sonora y rítmica palabra en la cotidianidad del común fue aceptada con complacencia por los amantes de la cultura mestiza por aquello de lo triétnico. Así cundió lo afro por aquí y por allá. Y como la palabra combo se multiplicó bastante rápido en los círculos orquestales de América Latina, imagínense el ego étnico que sentíamos. Pero vaya sorpresa la que me llevé recientemente. Entre los tantos discos que posee un coleccionista, sucede que se da el caso, como a mí me ha pasado, de tener un Lp. que antes no había escuchado. Por esta circunstancia, buscando un disco de Frank Sinatra me encontré con la bella carátula de un disco que tiene el sugestivo título de “benny goodman combos”, así en letras minúsculas (Columbia Records 500, 1951).

 

Este trabajo es una recopilación de canciones grabadas por el famoso músico norteamericano en el período de 1939 a 1941, en los formatos de quintetos, sextetos y septetos, o sea, 20 años antes de la aparición, por estas calendas, de Cortijo y su Combo. Inmediatamente, surgió en mí una razonable inquietud: ¿cómo puede ser que la palabra combo aparezca primero, cronológicamente hablando, en una producción discográfica de un prestante artista del jazz en Estados Unidos cuando el distinguido vocablo presuntamente tenía unas raíces afrocaribeñas?

 

Desde ese momento, el tema rondó, impertinentemente, por mi cabeza. Yo no tenía la respuesta, necesitaba, por ello, de una mano auxiliadora. Primero recurrí a  Internet, con las reservas del caso por lo que tanto sabemos de su credibilidad. En “The Free Diccionary” de Farlex, encontré que combo es un “Pequeño conjunto de jazz que consta de tres a ocho músicos”. Mi sorpresa fue total. Así apareció Andrés Campo, una vez más, en estas angustias mentales por llegar a la verdad. Él me remitió al investigador cubano Helio Orovio en su “Diccionario de la Música Cubana” (La Habana, Ed. Letras Cubanas, 1992, Segunda Edición).

 

En esta importante fuente, encontré una voz autorizada para ser respondido, con mayor claridad argumentativa, sobre la gran pregunta del caso musical que me inquietaba al máximo. Leamos.

 

Combo. Tipo de agrupación que se desarrolla en Cuba a finales de la década del cincuenta. Es tomado de la recreación puertorriqueña de los combinations norteamericanos (grupos donde se combinan las distintas secciones orquestales, poniendo cada uno su instrumento). Entre nosotros surge como necesidad de los pequeños night clubs habaneros, que no podían sostener económicamente una amplia orquesta. Interpretaba todos los géneros musicales. Usa generalmente trompeta, saxofón, piano, contrabajo, drums, percusión cubana, guitarra eléctrica, aunque es bastante flexible su conformación instrumental. A partir de 1960 proliferan los combos que han rebasado el ámbito del club nocturno y están presentes en todo el campo sonoro del país.

Combo de Benny Goodman.
Combo de Benny Goodman.

Liza (George Gershwin) Benny Goodman Combos -  Jazz  - 1951.

Me voy a Maracangaya (Dorival Caymmi) Cortijo y su Combo - Bossa Nova - 1959.


Ahora, con este nuevo conocimiento, si puedo respirar como lo manda la valiosa satisfacción. Tomé nuevamente el Lp. de Benny Goodman y escuché el tema Liza, un manjar sonoro de jazz con el concurso de cinco músicos en la grabación. Luego hice sonar en mi cómplice plato la pieza Shivers, en la que seis intérpretes se lucieron en el mundial ritmo norteamericano. Por último, le di paso al septeto dirigido por Goodman en el número Gilly, donde el maestro del jazz ratifica su bien ganada fama. Los tres brincos que hice con este disco fueron causados por mi curiosidad de oír estos combos de Estados Unidos en sus tres expresiones orquestales en el estudio de grabación ya señalado.

 

Mi motivación fue tanta que no pude abstraerme de escuchar el disco en su totalidad, además de valorar lo hecho por Lucho Bermúdez con el clarinete paradigmático de Benny Goodman. Mi invitación es para que escuchen los temas que adornan, esta vez, la Pildorita que acaban de leer, con el aditamento antropológico de aquello que desde New Orleans el jazz abrazó el concepto de combo al correr por sus venas una sonoridad también común en el mundo musical caribeño.

 

Un fuerte abrazo, ya que somos, a morir, unas personas muy “comberas” en nuestras aficiones musicales, trozos vitales de buena existencia.

 

Barranquilla, 12 de febrero de 2020.

Shivers (Christian Hampton) Benny Goodman Combos -  Jazz  - 1951.

Gilly (Benny Goodman) Benny Goodman Combos -  Jazz  - 1951.



66. Los Guaracheros de Oriente.

 

Por: Jaime Suárez C.

 

Existen grupos musicales que el duro látigo del olvido los oculta más y más con el paso de los años, es el caso de “Los Guaracheros de Oriente” de Cuba, que hoy quisimos desempolvar su música y su historia, para el deleite de nuestros audio lectores.

 

En 1943 Senén Suárez tocaba en un trío al que denominaron “Caunabó”, integrado además de Senén por Tony Tejera y Gerardo Pedroso, trabajaban para la RHC Cadena Azul, por esos años también conformó el Conjunto Colonial junto con Nelo Sosa y Carlos Faxas, estando en la Cadena Azul por el año 1947 los contrata el trompetista puertorriqueño Celso Vega, con quienes el dueño de la emisora, Amado Trinidad Velasco, decide hacer un grupo al que denominó “Quinteto de Celso Vega”, el cual se integró así: Celso Vega, trompeta; Senén Suárez y Tony Tejera, guitarras; Roberto Valdés, contrabajo y Orlando Vallejo era el cantante.

Foto: Gladys Palmera.
Foto: Gladys Palmera.

Cuando Celso Vega se va para Nueva York, Ñico Saquito, quien era el Director Artístico de la RHC - Cadena Azul, no quiso disolver el quinteto y comenzó a grabar para la RCA Víctor con el nombre de “Los Guaracheros de Oriente”, para estas grabaciones fueron los mismos integrantes que acompañaron a Celso Vega, incluyendo a Ñico.

 

Para 1950 Ñico Saquito reorganiza sus “Guaracheros de Oriente” y los integra con Félix Escobar “El Gallego”, voz prima y timbalitos; Florencio Santana “Picolo”, segunda voz y guitarra y Gerardo Macías “El Chino”, coro y guitarra, con este segundo grupo de “Guaracheros de Oriente”, vamos a escuchar en esta píldora dos bellos temas del cancionero cubano, las guarachas Elvira que no se vira de Julio Beque y Fuerza de voluntad de Mario Blanco Casas.

 

Cali, 27 de noviembre de 2019.

Fuerza de voluntad (Mario Blanco Casas) Los Guaracheros de Oriente - Guaracha  - 1954.

Elvira que no se vira (Julio Beque) Los Guaracheros de Oriente - Guaracha  - 1954.


Rafael Bassi y Rodolfo Martínez Romer - 2019.
Rafael Bassi y Rodolfo Martínez Romer - 2019.

65. El presentador colombiano de Benny Moré.

 

Por: Sergio Santana Archbold

 

Entre los días 30 de octubre y 3 de noviembre de 2019 se realizó en Cartagena de Indias el Festival de Salsa Cartagena en Clave en su cuarta versión, en homenaje a Michi Sarmiento, con actividades académicas y conciertos de agrupaciones locales e internacionales, todo alrededor de la salsa.

 

El evento inició el miércoles 30 de octubre con una revista escénica en tributo al músico, siguió el conversatorio Michi Sarmiento y los pioneros de la salsa en Colombia, con la participación de Rafael Bassi. Para cerrar el primer día con un concierto de Michi Sarmiento y su Combo Bravo. El jueves 31 de octubre, a las 4 de la tarde, se lanzó la revista musical La Lira, dirigida por Diógenes Royet, con la intervención de Frank Patiño, coordinador académico del festival. A las 4:30 de la tarde se presentó el libro ‘La fuga del esplendor’, de Rubén Darío Álvarez.

 

A las 5 de la tarde, se realizó un conversatorio sobre los 100 años del natalicio de Benny Moré, con intervenciones de Enrique Muñoz, Rafael Imitola, Rafael Bassi y Jorge Nieves Oviedo.

 

Este último evento, en medio de disertaciones, grabaciones y recuerdos sobre el cantante cubano, trajo su sorpresa en un momento cuando Bassi le preguntó a Muñoz sobre las grabaciones colombianas del Benny y su paso por Cartagena a finales de agosto de 1955, el filósofo cartagenero habló de ese paso y sorprendió a la concurrencia anunciando la presencia de Rodolfo Martínez, Romer, el mismo que presentó a Benny Moré en aquellas fechas lejanas, 64 años atrás. Romer, octogenario y en uso de buen retiro como animador y locutor en emisoras locales, saludó a los asistentes y recibió un merecido aplauso.

Periódico "El Universal" de Cartagena - 30 de julio de 1955.
Periódico "El Universal" de Cartagena - 30 de julio de 1955.

Hay que recordar que Benny Moré estaba en ese entonces contratado por el empresario radial antioqueño William Gil, gerente de La Voz de Medellín, para unas presentaciones en la emisora y en el Club Campestre de Medellín. La conexión de Moré entre Panamá y Medellín se hizo en la ruta de Cartagena, no existían vuelos directos entre La Habana y Medellín. El empresario cubano Federico Fico Balmaceda y el magnate Víctor Nieto, propietarios de la emisora Riomar, aprovecharon el paso de Benny por Cartagena y el día 30 de julio lo presentaron en los estudios de la emisora y luego en el teatro Miramar de la ciudad amurallada.

El animador oficial Raúl Fernández Gómez padeció ese día una disfonía y fue reemplazado por Rodolfo Martínez, Romer. Al día siguiente se anunció la presencia de Benny y su banda en sesión vespertina, a dos pesos la boleta, en el teatro Almirante Padilla ubicado en el barrio Getsemaní, pero una lluvia pertinaz no permitió el evento en el descubierto local. Benny, condescendiente con los propietarios del teatro, aceptó presentarse en la función nocturna, al suspenderse la emisión de la película de ese día, dada la importancia del cantante.

 

Después de las ovaciones en el Padilla, esa noche cantó en el restaurante Tahití, de Juan González Cornett, un cubano propietario y gerente del equipo de béisbol Los Indios. Cumplidos los imprevistos compromisos en Cartagena, también en el Teatro Laurina ubicado en el barrio Lo Amador y en el Radioteatro Miramar en El pie de La Popa el lunes 1 de agosto, en un bimotor pasó a Barranquilla desde donde voló a Medellín...

 

Con Romer siguen latentes los recuerdos del paso demoledor y sabroso de Benny Moré por Colombia…

 

Medellín, 23 de noviembre de 2019.

A continuación, para musicalizar esta píldora, ACME les comparte dos grabaciones poco escuchadas de Benny Moré, la primera interpretada en vivo en la emisora cubana "Radio Progreso" y la segunda un tema prácticamente inédito de "El Bárbaro del Ritmo", ¡a disfrutarlos!

Cuando suenan los tambores (Enrique Martínez) live - Banda Gigante - Guaracha  - 1954.

El timbero de Belén (Silvestre Méndez) Orq. Pérez Prado - Rumba  - 1948.


Nelson Navarro en Radio Progreso.
Nelson Navarro en Radio Progreso.

64. Composiciones “matancerómanas” de Nelson Navarro.

 

Por: Arnold Tejeda Valencia

 

De la inmensa y cotizada población  de Cuba en el mundo de la música, surgió el nombre de Nelson Navarro. En el presente escrito, por su amplio recorrido como profesional en la madre de las artes, hay dos hechos que me han permitido tenerlos en cuenta. El primero: aparecer, sin tantos bombos, en la lista de los privilegiados compositores de La Sonora Matancera, que, a pesar de no ser muchas sus obras, allí está estampada su rúbrica de creador. Y el segundo: convertirse, por su incesante peregrinar artístico, en un residente de Barranquilla, a finales de los años 50, durante largos meses.

 

Sobre este cantante y compositor cubano, Radamés Giro, en su Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba, Tomo 3, nos aporta los siguientes datos: nació el 2 de enero de 1930, en la capital isleña, e inició su carrera musical con el Trío Latino, año de 1947, en Radio Salas. Tiempo después, hizo parte de la nómina artística de Radio Progreso como solista y corista de la Orquesta de los Hermanos Castro, lo que le sirvió de plataforma de lanzamiento para trabajar con los conjuntos de Nelo Sosa, Luis Santi, los Hermanos Bravo y Los Camperos.

 

Por su notable talento para componer canciones en los diversos ritmos cubanos, principalmente boleros y guarachas, salió de su caribeña tierra en 1955 para hacerse conocer en aquellos países donde el cancionero cubano se apetecía desde hacía más de 30 años. Panamá y Estados Unidos fueron sus primeros destinos, luego el resto de naciones centroamericanas. Pero tuvo un inconveniente que incidió en su inestabilidad laboral y mental. Al portar el pasaporte de ciudadano cubano, los nuevos acontecimientos políticos sucedidos en su natal isla se convirtieron, a partir de 1960, en un problema para entrar libremente en la mayoría de los territorios  latinoamericanos.

 

Así comenzó a viajar con especiales salvoconductos, pero en algunos de esos países su presencia no era agradable. En la violenta dictadura chilena, fue torturado. Y como pudo, logró abandonar esa ensangrentada tierra para visitar  más de 30 naciones por sus virtudes artísticas del más alto nivel caribe.

 

 En cuanto a sus composiciones grabadas por La Sonora Matancera, la sensual voz de la puertorriqueña Carmen Delia Dipiní se hizo presente en los boleros No te demores y Regálame un minuto, fechadas el 04 de abril de 1955. Y nuestro compatriota Nelson Pinedo, lo realizó con los titulados Fuiste mala (20 de junio de 1955) y Una borracha de amor (14 de junio de 1956). Mientras que el cubano Celio González le puso su romántica voz a Quémame los ojos (23 de mayo de 1956), bolero que ha tenido las mayores ventas en su ejercicio de compositor y el que le ha aportado los mejores aplausos en Colombia.

Nelson Navarro al centro, con compañeros de la televisión en Perú.
Nelson Navarro al centro, con compañeros de la televisión en Perú.

Azul y más que azul (Nelson Navarro) Nelson Navarro - Guaracha Porro - 1960.

Alma de hombre (Nelson Navarro) Nelson Navarro - Bolero - 1960.


Nelson Navarro apareció por tierras colombianas, exactamente a su Puerta de Oro, en 1958. El beisbolista barranquillero Rúgero Manotas se encontraba ese año en la ciudad de Granada (Nicaragua) defendiendo la novena de tan importante urbe centroamericana. En el Casino Deportivo el pelotero “ñero” hizo amistad con el artista cubano cuando el cantante Nelson Pinedo, conocido por ambos, sirvió de pretexto para conversar de música. Informado sobre el movimiento artístico de Barranquilla, el ya conocido cantautor cubano tomó como centro de sus actividades profesionales a esta ciudad del Caribe colombiano.

 

Además de cumplir muchos contratos como cantante en Colombia, Nelson Navarro pudo grabar cuatro temas en la naciente empresa Discos Carrizal. Con el conjunto de Aníbal Velásquez, lo hizo interpretando sus guarachas Micaela y Lucerito. Mientras la Sonora del Caribe, lo secundó en los boleros Calla corazón (Ricardo Mora) y Siempre tú, de su autoría. Llama la atención que los dos grupos de este caso, que tenían unos formatos orquestales diferentes, aparecen en dichas producciones con el nombre de Conjunto Carrizal. Se ha comentado que fue una jugada comercial de Roberto Esper, dueño de esa casa disquera.

Micaela (Nelson Navarro) Nelson Navarro y Conj. Anibal Velásquez - Guaracha - 1958.

No te demores (Nelson Navarro) Carmen Delia Dipiní y Sonora Matancera - Chachachá - 1955.

Lucerito (Nelson Navarro) Nelson Navarro y Conj. Anibal Velásquez - Guaracha - 1958.

Regalame un minuto (Nelson Navarro) Carmen Delia y Sonora Matancera - Bolero - 1955.


Finalmente, en uno de sus regresos a Colombia, mediados los años 60, grabó el Lp. Aires Tropicales EN LA VOZ DE NELSON NAVARRO (Industrias Fonográficas Bogotá), con los arreglos y la dirección del maestro Marcos Gilkes. Fueron 12 piezas que tuvieron los mejores conceptos del público de melómanos y comentaristas de la radio. Sin embargo, con la guaracha-porro Azul y más que azul y el bolero Alma de hombre, el cantautor cubano la sacó del estadio. Aún son escuchadas en aquellas emisoras que programan música del ayer.

 

Gran consternación causó en Colombia cuando se supo que puso fin a su vida el 22 de noviembre de 1981 en Cuenca, ciudad ecuatoriana.

 

Barranquilla, 14 de octubre de 2019

Una borracha de amor (Nelson Navarro) Nelson Pinedo y Sonora Matancera - Bolero - 1956.

Quémame los ojos (Nelson Navarro) Celio González y Sonora Matancera - Bolero - 1956.


Charlie Palmieri y Leonel Bravet - 1959.
Charlie Palmieri y Leonel Bravet - 1959.

63. El feeling en persona.

 

Por: Jaime Suarez C.

 

Leonel Bravet, cantante cubano dotado de una poderosa y brillante voz, ha sido un artista olvidado por sus coterráneos, a excepción de la investigadora musical cubana Rosa Marquetti Torres, las referencias a este músico de parte de los historiadores de la música del caribe o son nulas o son tangenciales o demasiado sutiles que no se notan.

 

En esta ocasión para esta píldora queremos que se note con música, imágenes y datos.  La referencia más antigua de su trayectoria musical se remonda al año 1946 cuando junto a José Antonio Méndez, crean el grupo “Loquibambia Swing”, con el cual se presentaban en la emisora cubana Mil Diez, este conjunto lo integraron además: Alberto Menéndez, guitarra; Frank Emilio, piano; Isauro Hernández, contrabajo; en el canto, además de Bravet, Eligio Valera, Oscar “Kiko” González y Omara Portuondo, los cuales conformaron un cuarteto de voces insuperable.

 

En la década del 50 tuvo su propio grupo al que denominó “Los Leoneles”, por esa época hace dos grabaciones con el Conjunto de El Niño Rivera y graba también con la Orquesta Nuevo Ritmo de Cuba, la cual fue el segundo grupo en formato charanga fundado en los Estados Unidos, el primero fue el de Gilberto Valdés, la Nuevo Ritmo fue fundada en 1956 por el percusionista cubano Armando Sánchez.

Linda (Armando Sánchez) Leonel Bravet y Orquesta Nuevo Ritmo de Cuba - Bolero - 1959.

Bruca maniguá (Arsenio Rodríguez) Leonel Bravet y Charanga Duboney - Afro - 1959.


Al desaparecer la Nuevo Ritmo, en 1959 integra como fundador la primera charanga de Charlie Palmieri, La Duboney, cuyos integrantes eran: Palmieri, piano y dirección; Johnny Pacheco, flauta; Rafael Muñoz, José Andrey, Daniel González y Rafael Araoz, violines; Evaristo Baró, contrabajo; Julián Cabrera, tumbadora; José Rodríguez, timbal; John Palomo, guiro; Bravet y Vitín Avilés, cantantes, con esta orquesta actúa en el Palladium Ballroom de New York.

 

Por el cambio socio político en Cuba y la añoranza de su familia, retorna a Cuba y retoma sus inicios en el filin junto a José Antonio Méndez, quien también había regresado de México.  Su nombre de pila era Leonel Cepero Bravet y al parecer habría nacido en La Habana, el 26 de agosto de 1927.

 

Como se trata en esta píldora de homenajear a esta gran voz del firmamento cubano, a través de estas notas escucharemos cuatro sensacionales temas en la voz de Leonel Bravet: “Bruca manigua” de Arsenio Rodríguez, “Linda” de Armando Sánchez, “Guapachando mí son” de Luiz Yañez y un tema a dos voces con Vitin Avilés, “The gaucho serenade” de James Cavanaugh.

 

Cali, 08 de octubre de 2019.

The gaucho serenade (James Cavanaugh) Leonel Bravet y Vitín Avilés - Chachachá - 1959.

Guapachando mi son (Luis Yañez) Leonel Bravet y Conjunto Niño Rivera - Son - 1959.


62. Sonorazos.

 

Por: Jaime Suárez C.

 

Los matanceromanos del mundo seguimos en la búsqueda de tesoros musicales matanceros, unos de los más apetecidos son en los que Carlos Manuel Díaz Alonso “Caito”, canta como voz solista, recordemos que Caito es el maraquero de voz asopranada, alto y flaco que hace el coro en este inolvidable conjunto musical cubano.

Caito tuvo una larga vida musical en la Sonora Matancera, había nacido en Matanzas el 8 de noviembre de 1905, ingresó al conjunto en 1926 y falleció el 28 de septiembre de 1990, estuvo 64 años en activo con su amado grupo, hizo siete grabaciones como solista así: «Corte tubo» de M. Molinet en 1944, Guaracha, «Cuando menos lo pienses» de Isolina Carrillo en 1947, Bolero, «De rama en rama» de Virgilio González en 1945, «Pa' congrí» de José Claro Fumero en 1944, Son, «Papa Lázaro» de Javier Vásquez en 1983, Son, «Rumbambaramba» de Calixto Leicea en 1947, Guaracha y «Se formó la rumbantela» de Calixto Leicea en 1946, Guaracha.

Junto con las imágenes que les presentamos, vamos a disfrutar en esta píldora musical dos temas de este inigualable cantante, el primero «Cuando menos lo pienses», un bolero de Isolina Carrillo, grabado en 1947 y el segundo, otra versión de «Rumbambaramba», una guaracha de Calixto Leicea en 1948, recordemos que la primera versión se hizo en 1947 para el sello Panart y esta versión que les presentamos se hace para el sello Stinson, en las llamadas grabaciones clandestinas, es sensacional ¡Gócenla!

 

Cali, 03 de septiembre de 2019.

Cuando menos lo pienses (Isolina Carrillo) Caito y Sonora Matancera - Bolero - 1947.

Tito Cortés y Caito en Cali - 1978.
Tito Cortés y Caito en Cali - 1978.

Rumbambaramba (Calixto Leicea) Caito y Sonora Matancera - Guaracha - 1948.


61. Centenario de Benny Moré - Orquesta Gigante de Benny Moré

 

Por: Jaime Suárez C.

 

En el “Año del Centenario de Benny Moré”, queremos también hacerle un homenaje a su magnífica Banda Gigante, conformada al estilo de las Big Band americanas, que tanto gustaron a Bartolomé Moré, su nombre de pila, en la imagen siguiente pueden apreciar a sus primeros integrantes con la correspondiente identificación.

Su apelativo de “El Bárbaro del Ritmo”, se lo ingenió en 1952 el locutor de la RHC Cadena Azul Ibrahim Urbino, en una de las presentaciones en esta famosa emisora, según cuenta el trombonista Generoso Jiménez, el maestro Bebo Valdés le cede la dirección de su orquesta al Benny, este empieza a dirigirla bailando y cada vez que daba un paso, o sonaba una trompeta o entraba un saxofón y a la percusión le marcaba la entraba con la mano o el pie, cuando termina esa fabulosa danza musical, Urbino le dice “Benny, la verdad es que eres el Bárbaro del Ritmo”, y así se quedó.

 

No tenía formación musical, en cierta ocasión le expresó al director de orquesta Enrique González Mántici su deseo de estudiar música y este le respondió: “Tu eres un genio innato, a lo mejor estudias música y no haces las cosas tan extraordinarias y espontáneas que ahora haces”.

 

También el extraordinario maestro y músico cubano Adolfo Guzmán, le dijo “No intentes ahora aprender música, porque vas a querer ajustarte a la técnica y a las reglas y entonces no harás lo que hasta ahora has hecho, porque lo que tú haces es natural, Dios te lo dio”. 

 

Cuando grababa los dúos con Pedro Vargas, gran actor y cantante mexicano, en medio de la grabación éste le escribió algunas notas musicales, en papel pautado para hacer las voces. Medio sonriente, Benny miró la hoja, lo miró a él y le dijo: “Maestro, usted me perdona pero de esas letricas no entiendo nada. Arranque usted que yo lo sigo”. 

 

Así era el Benny, humilde, descomplicado y modesto, pero con nada de "Bartolo", como le dicen en México a los que se llaman así, por ello se cambió a "Benny".  Ahora vamos a escuchar a su famosa Banda Gigante en dos sensacionales temas; un chachachá de Parmenio Salazar “Ya llegó la hora” de 1955 y una canción tomada de la película "No me olvides nunca" un bolero de Félix Cárdenas “Oye una canción para ti”, cantando a dúo con Olga Guillot en 1956.

 

Cali, 23 de agosto de 2019.

Ya llegó la hora (Parmenio Salazar) Benny Moré y Banda Gigante - Chachachá - 1955.

Oye una canción para ti (Félix Cárdenas) Olga  y Benny y Banda Gigante - Bolero - 1956.